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El ciclo de mejora continua y la gestión curricular

Por:

Consultor Calidad Educativa - Diseño Curricular

Diana Amórtegui-Osorio

Socio-Consultor Estudio Elefante


Si tiene algún comentario o sugerencia agradecemos nos lo haga saber a través del correo info@estudielefante.co

Somos Estudio Elefante. ¡La fuerza detrás de las grandes ideas!


La gestión curricular es un proceso fundamental en el ámbito educativo que permite diseñar, implementar, evaluar y mejorar las propuestas curriculares de manera continua. El ciclo de mejora continua es una metodología que se puede aplicar en la gestión curricular para asegurar que los programas educativos sean efectivos y estén adaptados a las necesidades de los estudiantes y del entorno. ¿Cómo puede el ciclo de mejora continua ser aplicable a la gestión del currículo? En esta columna de Elefantes, exploraremos diversas ideas alrededor de esta pregunta, proporcionando una perspectiva valiosa sobre la aplicación práctica del ciclo de mejora continua en la gestión curricular.



El ciclo de mejora continua, también conocido como ciclo de Deming o ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar), es una metodología ampliamente utilizada en diversos campos para lograr la excelencia y la mejora continua. En el contexto de la gestión curricular, este ciclo se aplica para asegurar que el proceso formativo sea adecuado, relevante y efectivo. En términos generales la adaptación de las fases del ciclo de mejora continua a la gestión curricular se comportaría de la siguiente manera:


Planificar:

Esta fase puede entenderse como el diseño, donde se definen las competencias y resultados de aprendizaje asociados a la propuesta curricular, se identifican las necesidades y expectativas de los estudiantes, se declaran los espacios formativos a nivel meso y microcurricular y se establecen las estrategias y acciones necesarias para el tránsito del estudiante por la ruta formativa. Esta fase requiere la consideración de manera conjunta de cuatro relaciones mínimas entre los elementos del currículo (unión, correspondencia, articulación e interconectividad) las cuales determinan su concreción en niveles y las acciones de los diferentes actores o gestores curriculares.


Hacer:

Corresponde a la implementación de las estrategias y acciones definidas en la fase de planificación o diseño. Se lleva a cabo la entrega de los currículos diseñados a través de las acciones de enseñanza y las actividades de aprendizaje (las cuales incluyen la evaluación como medio para aprender), así como otras acciones académicas que dan soporte a la entrega curricular. En esta fase la relación de interconectividad del currículo es fundamental.


Verificar:

En esta fase se lleva a cabo una evaluación basada en el análisis de datos y evidencias. Esto implica valorar dos aspectos fundamentales: 1) el progreso de los estudiantes, con el fin de determinar si se está alcanzando el nivel previsto de logro en los aprendizajes, evaluación del aprendizaje; y 2) los resultados derivados de la implementación de la propuesta curricular. En otras palabras, se examina la efectividad de las estrategias implementadas para asegurar que los estudiantes alcancen los objetivos de aprendizaje establecidos en cada uno de los espacios formativos, promoviendo así un proceso de evaluación para el aprendizaje. Verificar implica entonces activar las relaciones de correspondencia y articulación de los elementos del currículo.


Actuar:

En esta fase, se toman decisiones basadas en los resultados obtenidos en la fase de verificación para implementar mejoras en el diseño y la entrega del currículo con el fin de optimizar su efectividad en cada iteración considerando de manera conjunta las cuatro relaciones mínimas entre los elementos del currículo: unión, correspondencia, articulación e interconectividad.



En los modelos de aseguramiento de la calidad ante un ente regulador o externo, nacional o internacional, la institución debe elaborar e implementar el plan de mejora donde se aborden las recomendaciones dadas. Al término del periodo de la acreditación o certificación obtenida, la institución debe demostrar que se implementaron las acciones correctivas necesarias y se establecen nuevas metas para el próximo ciclo.

Integrar el ciclo de mejora continua en el currículo y la evaluación de competencias no solo mejora la calidad de la educación, sino que también fortalece la responsabilidad institucional y fomenta una cultura de excelencia.


Integrar el principio de mejora continua en el modelo de diseño curricular garantiza la calidad académica de la institución educativa y su oferta formativa, pero también contribuye a que permanezcan dinámicas, relevantes y ajustadas a las demandas cambiantes del mundo académico y profesional, así como a las necesidades individuales de los estudiantes. La mejora continua facilita la adaptación a nuevas tecnologías, pedagogías emergentes y requisitos de competencia global, asegurando que los egresados cuenten con los conocimientos, capacidades, actitudes y valores para enfrentar los desafíos del contexto.

El enfoque de mejora continua es un proceso cíclico que debe ser un componente intrínseco del ethos institucional. La implementación exitosa de este enfoque conlleva una consideración cuidadosa de cómo los estudiantes adquieren y demuestran competencias, cómo el personal docente facilita este proceso y cómo la institución como un todo refleja y sostiene estos valores en su cultura y operaciones diarias.


Ciclo de mejora continua y evaluación de competencias


Integrar el ciclo de mejora continua en la evaluación de competencias dentro del currículo es un proceso que involucra revisión y refinamiento constantes para asegurar que la enseñanza, el aprendizaje y otras experiencias formativas de los estudiantes sean relevantes y efectivos. Esto implica varios pasos:

  1. Establecer Objetivos Claros: Determinar las competencias, y su concreción en resultados de aprendizaje, que deben ser desarrolladas y evaluadas a través del currículo. Estas competencias deben estar alineadas con las necesidades del entorno profesional y académico y, a su vez, con los valores y misión de la institución educativa.

  2. Diseñar y Realizar Evaluaciones: Implementar estrategias de evaluación tanto formativas como sumativas que permitan a los estudiantes y docentes entender el nivel de desarrollo de las competencias. Estas evaluaciones deben ser herramientas para la realimentación continua y no solamente para la calificación o acreditación.

  3. Recolectar Datos y Evidencias: Reunir información del desempeño de los estudiantes en las evaluaciones, así como de las percepciones de los estudiantes sobre su propio aprendizaje. Es importante contar con una variedad de fuentes de datos, incluyendo evaluaciones directas del desempeño estudiantil, autoevaluaciones de los estudiantes, realimentación de los empleadores y seguimiento de los egresados.

  4. Analizar Resultados: Analizar los datos recopilados para identificar tendencias, áreas de fortaleza y oportunidades de mejora. Este análisis debe realizarse a nivel individual del estudiante, del curso y del programa.

  5. Reflexionar y Actuar: Llevar a cabo sesiones de reflexión con docentes y gestores curriculares para discutir los resultados del análisis. Se deben identificar acciones concretas para mejorar áreas débiles y para potenciar aún más las fortalezas.

  6. Realizar Ajustes en la Enseñanza y el Currículo: Modificar la planificación de la enseñanza y los componentes de la propuesta curricular basándose en las reflexiones y análisis anteriores. Esto puede incluir actualización de competencias y revisión de resultados de aprendizaje, cambios en las estrategias de enseñanza, ajustes en los métodos de evaluación o la introducción de nuevos recursos o tecnologías.

  7. Comunicar Cambios y Ajustes: Es vital informar a todas las partes interesadas, incluyendo estudiantes, docentes y administradores, sobre los cambios que se han llevado a cabo y las razones detrás de estos. La transparencia fomenta la comprensión y el apoyo al proceso de mejora continua.

  8. Implementación de Mejoras: Las mejoras identificadas deben implementarse de manera efectiva. Esto puede requerir formación de gestores curriculares, desarrollo de rutas de profesionalización docente, revisión de los materiales didácticos, y asegurar que las modificaciones al currículo se integren de manera coherente y sostenida.

  9. Monitoreo del Impacto de las Mejoras: Tras implementar las mejoras, se deben monitorear su impacto sobre el aprendizaje y el desarrollo del nivel de competencias asociado al perfil de egreso de los estudiantes. Este monitoreo debe ser continuo para determinar si los cambios han sido efectivos o si se requieren ajustes adicionales.

  10. Documentación y Reporte: Documentar el proceso, las decisiones tomadas, las acciones implementadas y los resultados conseguidos es clave para construir un registro histórico que aporte a la transparencia y permita un seguimiento a lo largo del tiempo. La documentación sirve para la elaboración de informes destinados a grupos institucionales de acreditación, revisiones de calidad internas, y otros organismos externos, además de proporcionar un recurso valioso para la reflexión y planificación futura.

  11. Establecer un Ciclo Continuo: El ciclo de mejora continua no debe ser visto como lineal, sino como un proceso cíclico en el que cada etapa o iteración alimenta la siguiente. Tras la implementación y monitoreo de las mejoras, se comienza nuevamente con la definición de objetivos y la evaluación de competencias, asegurando así un desarrollo constante y una mejora progresiva del currículo y de la enseñanza.



Ciclo de mejora continua y niveles de concreción curricular

En el contexto de la educación superior, el término "concreción curricular" se refiere a los distintos niveles de desarrollo e implementación del currículo. El ciclo de mejora continua puede aplicarse en los niveles macro (institucional), meso (programa específico o departamento) y micro (curso o unidad individual) para garantizar una evaluación efectiva de las competencias. A continuación, se describe cómo este ciclo opera en cada nivel:


Nivel macro (institucional):

La institución define las políticas, principios y lineamientos curriculares generales. Luego, implementa programas piloto, recaba evidencia sobre su efectividad y realiza ajustes. Finalmente, escala las innovaciones exitosas al resto de programas.


Nivel meso (programa):

El programa define su malla curricular, las competencias del perfil de egreso y los resultados de aprendizaje. Después, implementa metodologías y evalúa su impacto. Con base en esto, realiza ajustes para mejorar el logro de dichos resultados.


Nivel micro (curso):

El profesor diseña su planeación didáctica, las actividades de aprendizaje y las evaluaciones del curso. Recolecta evidencia sobre el progreso de los estudiantes, proporciona realimentación y realiza ajustes en tiempo real. Al final, evalúa la efectividad del curso.


En cada nivel, el ciclo de mejora requiere recabar sistemáticamente evidencia sobre el logro de las competencias, analizar los resultados y realizar los cambios necesarios, ya sea en el diseño curricular, la entrega del currículo mediada por la docencia o la evaluación del y para el aprendizaje. Esto garantiza la formación integral de profesionales competentes.


Si bien el ciclo de mejora continua es una herramienta útil para el diseño curricular, presenta ciertas limitaciones que es importante considerar.


  1. En primer lugar, la implementación del ciclo de mejora continua puede resultar compleja y requerir recursos significativos, como tiempo, personal capacitado y tecnologías, lo que puede ser una barrera para algunas instituciones educativas, especialmente aquellas con limitaciones de presupuesto o infraestructura.

  2. Además, el ciclo de mejora continua tiende a enfocarse en procesos y procedimientos, lo que puede restar importancia a la dimensión humana y social del currículo. La falta de consideración de las diferencias individuales, contextos culturales y necesidades específicas de los estudiantes y docentes puede limitar la efectividad de la mejora continua del currículo.

  3. Otra limitación radica en su enfoque retrospectivo, centrado en la revisión de resultados pasados para la toma de decisiones. Si bien es importante aprender de la experiencia y corregir errores, esta perspectiva puede limitar la capacidad de adaptación a cambios rápidos y dinámicos en el entorno educativo, dificultando la identificación oportuna de necesidades emergentes y la implementación ágil de soluciones innovadoras.

  4. Asimismo, puede generar una sensación de repetición y rigidez en el proceso de mejora continua, lo que puede llevar a una falta de creatividad y flexibilidad en la generación de nuevas propuestas curriculares. Esto puede resultar en la perpetuación de prácticas obsoletas o la resistencia al cambio en la comunidad educativa.

Educación basada en competencias

Una estrategia emergente para la mejora continua del currículo es la implementación de la educación basada en competencias, enfoque que se centra en el desarrollo de habilidades, conocimientos, actitudes y valores específicas en los estudiantes. La educación basada en competencias representa una estrategia que potencia la mejora continua del currículo al enfocarse en el diseño curricular centro en el desarrollo integral de los estudiantes, su preparación para los desafíos del mundo actual y su inserción efectiva en el mercado laboral.


La educación basada en competencias es altamente efectiva ya que personaliza la educación, motiva a los estudiantes, fomenta el aprendizaje activo y el desarrollo de habilidades clave para el siglo XXI, como la resolución de problemas y la colaboración. Además, facilita la evaluación formativa, permitiendo ajustes en tiempo real para cerrar brechas en las competencias. Al centrarse en las necesidades y contextos de los estudiantes, este enfoque prepara a los estudiantes de manera integral para los desafíos del mundo real, mejorando significativamente el aprendizaje y el logro de competencias, lo que puede tener un impacto significativo en la calidad y pertinencia de la propuesta formativa.


Algunas de las acciones que podrían incluirse en esta estrategia son:

  1. Identificación de competencias clave: Realizar un análisis detallado para identificar las competencias fundamentales que los estudiantes deben desarrollar para tener éxito en su vida profesional y personal.

  2. Diseño curricular basado en competencias: Reorganizar el currículo para centrarse en el desarrollo y evaluación de competencias específicas e integrando actividades de aprendizaje que fomenten su desarrollo.

  3. Evaluación de competencias: Implementar sistemas de evaluación que permitan medir de manera efectiva el desarrollo de competencias, utilizando no solo pruebas escritas, sino también evaluaciones prácticas, proyectos, presentaciones y otras formas de demostración de habilidades.

  4. Enfoque en el aprendizaje activo: Promover estrategias de aprendizaje activo que fomenten el desarrollo de competencias, como el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la toma de decisiones y la comunicación efectiva.

  5. Colaboración con el entorno laboral: Establecer alianzas con empresas, organizaciones y profesionales del campo laboral para asegurar que las competencias desarrolladas estén alineadas con las demandas del mercado laboral.

  6. Realimentación continua: Implementar un sistema de realimentación constante, tanto para los estudiantes como para los docentes, que permita ajustar la enseñanza y el currículo de acuerdo con las necesidades y desempeño de los estudiantes.

La siguiente tabla comparativa resalta algunas de las diferencias y similitudes entre el ciclo PHVA (Planificar, Hacer, Verificar, Actuar) y el Aprendizaje Basado en Competencias (ABC) en relación con la gestión integral del currículo:

​Aspecto

Ciclo PHVA

​Aprendizaje Basado en Competencias (ABC)

Enfoque

​Mejora continua a través de la planificación, ejecución, verificación y ajuste de las acciones.

Enseñanza y evaluación basada en habilidades o competencias concretas que se concretan en resultados de aprendizaje, en lugar de simplemente transmitir conocimientos.

​Aplicación

Puede ser implementado a cualquier área del currículo y en todas las fases del proceso educativo.

Se implementa más directamente a la enseñanza y evaluación, pero puede influir en todos los aspectos del currículo.

Flexibilidad

Muy flexible, puede ser aplicado a una amplia gama de situaciones.

Flexible en términos de cómo se pueden enseñar y evaluar las competencias, pero requiere una definición clara de las competencias que se deben adquirir.

Participación de los interesados

Fomenta la participación de todos los interesados en el proceso de mejora.

Centra la atención en las necesidades y habilidades de los estudiantes, pero también implica a los profesores y otros interesados en el proceso de enseñanza y evaluación.

Medición del progreso

Se basa en la verificación y el análisis de los resultados para medir el progreso.

Se basa en la demostración de competencias, a través del logro de los resultados de aprendizaje, para medir el progreso.

Gestión del cambio

Incluye un proceso explícito de ajuste y mejora basado en los resultados de la verificación.

El cambio y la mejora pueden son impulsados por la realimentación constante y la personalización de la enseñanza y evaluación. Evaluación del y para el aprendizaje.

El ciclo PHVA y el ABC no son mutuamente excluyentes y pueden ser utilizados de forma complementaria en la gestión del currículo. Por ejemplo, se podría utilizar el ciclo PHVA para planificar, implementar, verificar y mejorar un enfoque de ABC.

Learning Analytics en la mejora continua


La gestión de grandes cantidades de datos en los procesos de enseñanza y aprendizaje (presenciales, virtuales o blended) se ha vuelto esencial en la actualidad, transformando la forma en que se aborda la gestión curricular y la evaluación de competencias. El Learning Analytics desempeña un papel crucial en este contexto porque proporciona a las instituciones educativas una herramienta valiosa para la recopilación y análisis de grandes cantidades datos que permiten evaluar la eficacia del diseño e implementación del currículo, propiciando que directores de programas, diseñadores instruccionales y profesores tengan una visión profunda y precisa de los avances y desafíos en el proceso educativo.


A partir del análisis de datos sobre el rendimiento académicos de los estudiantes, el logro de las competencias, la tasa de deserción, entre otros indicadores, las instituciones pueden identificar áreas de mejora en el diseño curricular y tomar decisiones informadas para ajustar y optimizar los programas académicos. En el ámbito del aprendizaje basado en competencias, el Learning Analytics permite evaluar no solo los resultados finales, sino también el progreso a lo largo del tiempo, facilitando la medición del logro de competencias específicas, la identificación de brechas en el aprendizaje y la adaptación de estrategias de enseñanza para abordar esas brechas de manera efectiva. El Learning Analytics actúa como un facilitador clave para la gestión curricular.



Enfoques que enriquecen la mejora continua en el currículo


Es importante complementar el ciclo de mejora continua con enfoques más flexibles, orientados hacia el futuro, centrados en las personas y sensibles a la diversidad para lograr una mejora continua efectiva y sostenible en las propuestas curriculares. Para complementar y enriquecer la mejora continua de los currículos, pueden ser incorporados diferentes enfoques y herramientas. Algunas propuestas alternativas incluyen:

  1. Enfoque centrado en las competencias: Orientar la mejora continua del currículo hacia el desarrollo de competencias específicas, tales como el pensamiento crítico, la comunicación efectiva, la colaboración, la resolución de problemas, entre otros. Este enfoque permite una mayor atención en el desarrollo integral de los estudiantes y su preparación para enfrentar desafíos en contextos reales.

  2. Análisis de necesidades del entorno: Identificar y evaluar de forma sistemática las necesidades del entorno laboral, social y cultural en el que se desempeñarán los estudiantes, para ajustar el currículo y asegurar su pertinencia y relevancia.

  3. Evaluación formativa: Implementar estrategias de evaluación continua que permitan realimentar el proceso de enseñanza y aprendizaje de forma continua, facilitando la identificación temprana de áreas de mejora y la adaptación ágil de los programas formativos.

  4. Enfoque de colaboración y participación: Propiciar espacios de diálogo y colaboración entre docentes, estudiantes, padres de familia, profesionales del área, egresados, empleadores y otros actores relevantes, para identificar oportunidades de mejora, generar propuestas innovadoras y promover una cultura de mejora continua.

  5. Investigación-acción: Fomentar la implementación de proyectos de investigación-acción en el aula y en el diseño curricular, permitiendo a los docentes y gestores experimentar, reflexionar y ajustar de forma constante las prácticas educativas y propuestas formativas.

  6. Enfoque de desarrollo sostenible: Integrar principios de sostenibilidad, equidad y responsabilidad social en el diseño curricular, con el fin de formar ciudadanos conscientes, críticos y comprometidos con su entorno.

A través del enfoque de mejora continua, las instituciones educativas pueden demostrar un compromiso genuino con el crecimiento y desarrollo tanto de sus estudiantes como de su propio cuerpo docente y administrativo. Además, se preparan para adaptarse ágilmente a los cambios y avances, no solo manteniendo su relevancia, sino posicionándose como líderes en la vanguardia de la educación superior.
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